Para mí, el hipnoparto es un proceso de transformación que proporciona una información muy clara, herramientas prácticas de gran valor y la hipnosis como técnica estrella. Más allá de lo que yo pueda transmitir, mi enfoque está en que tanto la mujer como su acompañante entren en una profunda reflexión sobre su mundo interno: sus creencias, emociones y vivencias en torno al parto y el nacimiento. Se trata de ir al fondo, de reprogramar todo lo necesario para lograr una experiencia positiva, conectando con tres estados clave: calma, seguridad y confianza. Más que una preparación, es un ejercicio de memoria: recordar nuestra esencia natural, la sabiduría del cuerpo, diseñado para crear y dar vida, con y desde el placer. Y, sobre todo, recordar que este camino lo recorremos por amor, con el deseo de que el ser que llega a esta dimensión tenga el mejor recibimiento posible, que se sienta bienvenido. Lo que me diferencia a la hora de acompañar es que integro la creatividad como un juego dentro del programa: escritura, pintura, canto... Además, pongo un énfasis especial en la conciencia corporal y el movimiento. Por último, mencionar que también ofrezco el servicio en euskara, para las mujeres y acompañantes euskaldunes. En mi experiencia, realizar el proceso en la lengua materna potencia los beneficios del hipnoparto.